Querido hijo
No dudo que eres un espejo de mi; observarte me ayuda a conocer mis propios errores.
Escudriñar tus gestos me dan pistas para saber que hago mal, para esforzarme por cambiar patrones erróneos inconscientemente incrustados en mi.
Si no me haces caso, veo que no es porque yo no insista, sino porque no me involucro lo suficiente. Significa que no te dedico tiempo y me paro a pensar en ti, que quieres, que necesitas, en que estas inmerso.
Deseo profundamente ser parte de tu vida.
Día a día "malgasto" mi tiempo en crecer, leer, informarme....porque tengo la extraña creencia que cuanto mejor este yo, mejor estarás tu. Me parece que no ando lejos, pero que tengo que reformar aun muchas estructuras invisibles.
Quiero formar parte de tus juegos, jugar contigo, embelesarme con tus historias.
Es magnifico ver tu cara de sorpresa, tus ojitos centelleantes, sentir tu maremagnum interior en tu cabeza, mientas dibujas o construyes trenes.
No siempre es así y a veces te enfadas, a veces me enfado yo. Procuro criarte sin premios ni castigos, sin gritos ni amenazas. Llego ya a veces a identificar cuando me enfado por mi propia frustración que por un comportamiento tuyo.
Aquella vez que te regañé no pude dormir, y al día siguiente volví a pedirte perdón diciéndote que estaba muy triste por lo que había pasado.
Y tu me contestastes "no te preocupes mama, eso fue ayer".
Mi gesto no estuvo bien, pero en otra de tus lecciones me enseñaste, Cuanto lastre soltamos si no nos aferramos a situaciones dolorosas!
Aquí te dejo una bonita parabola
No hay comentarios:
Publicar un comentario