Querido hijo
Existe una leyenda oriental que dice que todas las personas tenemos en nuestro dedo corazon un Hilo rojo que conecta al otro extremo con el meñique de otra persona, de modo que de una forma u otra, estamos en parte destinados a conocer a determinadas personas en nuestra vida.
Creo, en parte que eso es cierto; pero creo que debemos de actuar, pasar a la acción para que eso suceda. Como del mismo modo, debemos permitir que eso deje de suceder cuando las relaciones nos hacen daño.
La mayoría de las personas tienen un tiempo determinado en nuestras vidas. Si te paras a pensar ni siquiera los padres llegan-llegamos a completar el "parasiempre". Nuestras vidas se juntaron con ya cierto camino recorrido por nuestra parte (incluso por la tuya) y si todo sigue el transcurso normal, tu papa y yo te dejaremos continuar en esta vorágine pero maravillosa vida.
Espero, por un lado, ser la simiente donde crezcan tus valores, o al menos, ser partícipe de tu principal autoestima. No es la primera vez que te pido perdón si alguna vez crees que he cometido errores pero espero que eso te haga crecer también, igual que estoy creciendo yo...Aprendiendo a vivir.
Como te digo, todos vinimos aquí con un lazo rojo mas o menos extenso con las personas de nuestra vida. Inclusive si ese instante es fugaz o permanece en tu existencia, todas las personas de tu camino te enseñaran algo, o tu le ensañaras algo a ellos, serás en parte aquel muchacho alegre que les indicó el nombre de una calle y llegaron a una reunión con sus amigos donde se gestó aquel inicio de una historia de amor.
Tu existencia es maravillosa; Cualquiera que sean las circunstancias que te toquen vivir, hazlo con alegría. Nunca sabes cuanto tiempo te queda o cuanto le queda a ellos. Procura hacer las paces con tu pasado para tener un presente sólido y un futuro limpio.
Recuerdo aquella vez que te llevamos al cine con cinco años a ver "Big Hero".
La historia viene de atrás. Yo, en mi afán por proporcionarte experiencias diferentes, un contacto con la naturaleza, propuse a tu papa una mañana de fin de semana llevarte a Burrolandia . Pero no había forma de ponerte el abrigo para salir, tu no querías, así que, nos dimos cuenta que lo que nosotros queríamos para ti igual no era lo que tu querías, y nos paramos, y te escuchamos. Dijiste entonces que querías ir al cine. Y allí que fuimos.
En la sala había a mi lado un niño de más o menos tu edad, marcos, y yo, empece a socializar. El me dijo que tenía miedo a la oscuridad y tu le explicaste que ya no tenias porque eras un niño valiente y nuestras diversas teorías sobre lobos y monstruos de armario. Empezasteis a hablar y yo os propuse sentaros juntos.
No se la historia de su padre, pero Marcos fue al cine solo con su papá, o quizás su tío, quizás estuviera separado como me dio la impresión por un aire de nostalgia que percibi, no se. Lo que se es que durante toda la película, Marcos y tu compartisteis risitas y confidencias.
Al final de la película el padre me sonrió y yo le dije a Marcos "te has dado cuenta que has pasado Toda la película a oscuras? Encíma te lo has pasado bien! Enhorabuena campeón! Has perdido el miedo a la oscuridad".
No hay comentarios:
Publicar un comentario