Querido hijo
Hay una persona que no se pronuncia, pero siempre esta ahí, con sus propios demonios y temores, fiero, firme, leal, cariñoso.
Una persona que no se siente con el derecho a caer y que sus exigencias pueden sobrepasar incluso las nuestras.
Alguien cuyo valor es inestimable, pues aprendió de la nada a convivir con una situación sobrevenida que el tampoco eligió, pero que aceptó conscientemente mas que ningún otro, por encima de quejas y etiquetas, guiado por una pulsion extrema, que aunque a veces se turbe, lleva el sello del amor impregnado.
Amor por alguien por quien también cambio su forma de vivir, sus peticiones, las fronteras de su propio reino y que quizás ha sido consciente mas que nadie del valor que si tiene lo poco o mucho que se disfruta.
Una persona que siempre creyó en mi, inclusive en mis perdidas y derrotas. Que siempre me anima, que me inyecta paciencia.
Un ángel con piel de José al que tu le llamas papa.
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