domingo, 22 de febrero de 2015
Los ocho brazos de Caty Woman
A menudo me encuentro nadando entre coches de carreras, folios a medio pintar e inventos que solo conoce mi hijo. Mezclados con un imperio de calcetines de mi marido y proyectos míos a medio terminar, media lavadora por poner y un largo de medios etcétera.
Cuando la madre de Caty vivía, iba a su casa a estar con sus hijas
A estar con sus hijas y bailar rocanrol. Y a bailar rocanrol y planchar una camisa (o mil) , y planchar mil camisas (bailando rocanrol y estando con sus hijas) y tener la cena haciéndose en el fuego y trabajaba de consejera sentimental y andaba también tejiendo una chaqueta azul.
Después caía al sofá unos pequeños doce minutos y volvía a casa, a la suya, donde hacia más o menos lo mismo con el señor Cot.
Nunca entendí como lo hizo, y aun hoy, reparo en aquellos momentos en los que también la vi cansada, preocupada, luchando su propia batalla.
La señora Ce superó un cáncer , casi sola, entre laberintos de tubos de ensayo y suero de hospital.
Cuando Caty descubrió donde exactamente había estado su madre hablo con ella esa misma noche. Caty había salido del trabajo, su padre le llamo preocupado pues la señora Ce no había vuelto del medico. Urgando entre pasillos descubrio lo que realmente pasaba cuando todas las preguntas de como llegar a esa consulta derivaban en oncología.
En aquel momento no sintió miedo a la muerte, fue años después, cuando ya sobrevino.
Pero aquella misma noche a descubrir la verdad, mientras la señora Ce preparaba la cena Caty le echo una buena bronca, no entendía por que no le había dicho nada con tal de no preocuparlos.
A partir de entonces se sucedieron un montón de consultas silenciosas.
Pasaron años y el cáncer murió. La señora Ce había sido una superviviente.
Años más tarde la señora Ce murió casi de forma repentina.
Cuando la señora Ce murió, por otra cosa totalmente ajena a su "experiencia vital" Caty se volvió fuerte, aún sin saberlo. En el fondo agradeció no saber nada, disfruto mucho mientras vivió la señora Ce y su relación con ella se fue volviendo mas amigable.
Madre e hija empezaban a confiar mas la una en la otra, a apoyarse, pese a algunas desavenencias.
Cuando la señora Ce murió, Caty Woman tuvo que ir poco a poco uniendo piezas en el puzzle de su cabeza.
Se dio cuenta que la señora Ce también se cansaba. Se dio cuenta que la señora Ce también tuvo miedo, que la señora Ce también sufrió y que muchas veces tuvo que ir con el miedo de la mano aprendiendo a vivir.
Así que Caty Woman , casi en un acto inconsciente fue poco a poco mudando la piel y se hizo fuerte frente a la irremediable ruptura que la muerte habia puesto entre ellas.
Y maldijo.
Maldijo muchos ratos a solas, el vacío de su salón aun cuando sus hijas correteaban entre los juguetes. Maldijo la cena sin hacer, los calcetines sin doblar.
Y perdono.
Agradeció a su madre haberla parido, que hubiera pasado miedo, que la hubiera querido pese a sus miedos, e incluso que la hubieran protegido tanto. ocho brazos de caty Woman.
Todo eso sirvió para que Yo misma, cuando pienso en la historia de Caty Woman y la señora Ce, repare en mis calcetines sin doblar y mis camisas sin planchar.
Entonces me paro, y me veo construyendo también un futuro basado en el PRESENTE, entre ojeras y noches buenas, entre regalos sin envolver y envoltorios por desenmascarar.
Y me miro al espejo y descubro que NO SOY SÚPER WOMAN, que solo intento resolver lo mejor que puedo los enigmas que me pone la vida, mientras disfruto esos pequeños segundos de felicidad consciente que te ponen los pelos de punta, mientras la media lavadora sigue aun por poner.
Entonces me doy cuenta que yo también tuve ocho brazos, también baile rocanrol, también tuve miedo y también estoy Aprendiendo a vivir.
La vida es un regalo, por eso se llama PRESENTE.
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